Parcialmente tapada por fina arena, una inscripción tallada en piedra de suaves curvas postulaba lo siguiente:
"Todo son dos cosas; un instante".
Vestigios como este suelen hallarse con relativa facilidad en los alrededores de Persépolis, en el extenso desierto de cuya muda omnipresencia son rehenes los jardines de la ciudad.
"Todo son dos cosas; un instante".
Vestigios como este suelen hallarse con relativa facilidad en los alrededores de Persépolis, en el extenso desierto de cuya muda omnipresencia son rehenes los jardines de la ciudad.
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